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Desde que era muy niño, mi papá me permitió tener mascotas en la finca. Principalmente perros y gatos. Él era una persona que por su profesión, compartía una relación muy cercana con la naturaleza, y el respeto y la devoción hacia la misma era enorme. En ese orden de ideas, se encargó de que yo sintiera un respeto similar, puesto que mi condición de niño me hacía alguien muy inconsciente, indiferente y pensaba que los animales tenían que hacer lo que yo quería y comportarse como a mi me pareciera. Había entendido mal el concepto de amo o dueño de una mascota. Interpretaba bien la autoridad pero no interpretaba en absoluto la responsabilidad y el respeto. Creo que una de sus enseñanzas más valiosas fue hacerme entender la diferencia entre maltratar un animal y educarlo. De ahí en adelante todo fluyó muy bien con los animales y siento fascinación por ellos, aunque nunca he tenido uno en casa.

Con el tiempo comenzó a aparecer una serie de modas que humanizaban los animales. Ropa, calzado, decoraciones y ornamentos para embellecer una mascota. Aquí comencé a volverme crítico de lo que era tener mascota porque se entiende el afecto profundo hacia ellas, pero no hay concepto de armonía con la otra forma de vida, y lo peor es que ellas no lo entienden. Si mi mascota va y caza una tórtola y me la trae muerta, entiendo que lo hace como señal de afecto pero efectivamente preferiría que no lo hiciera, porque a mi no me sirve de nada y en su nido probablemente había huevos esperando calor. Las mascotas son incapaces de hacer este tipo de razonamientos, pero los humanos si tenemos el cerebro lo suficientemente desarrollado para hacerlos. Otra tendencia que me preocupaba de la era moderna, era regalarle mascotas a un niño. Los niños no están en capacidad de tenerlas, porque difícilmente logran cumplir sus responsabilidades básicas, y una mascota es una responsabilidad adicional.

Otra arista compleja de este tema, es cuando la gente quiere una mascota, e incluso paga por ella. Si los entendemos como seres vivos, con sentimientos, cercanos a nosotros, y demás características de un ser que dispone de inteligencia; pagaríamos por tener un familiar adicional también? Estamos para ofrecerle una vida agradable a una mascota, o somos nosotros los que necesitamos una mascota en nuestra vida, como compañía, accesorio para nuestro look, o seguridad? Es muy normal ver gente teniendo mascotas y luego abandonándolas sin que su situación de vida cambie, simplemente porque se aburrieron de ellas o porque son insoportables porque ni siquiera las educaron. Uno no se puede aburrir de un hijo.

A veces el verdadero amor por algún ser, incluso por una mascota, puede ser no traerla a nuestro hogar. Fascinarse cuando se ven pero abstenerse de esa responsabilidad a no ser que se tenga la certeza y el carácter para decidir con firmeza cuidarla toda la vida.

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