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Los primeros pasos que yo di con el arte realmente me hicieron creer que yo terminaría dedicado a la arquitectura o algún tema de diseño, publicidad o pintura. Me gustaba tanto dibujar personajes en el contexto militar y de series animadas, que esto comenzó a interferir con el estudio en mi época de colegio. Mientras el profesor daba su clase y explicaba lo que después iba a preguntar en un examen, mi mente estaba ocupada en otro lugar, borrando y repitiendo trazos en el papel. Algunos profesores se dieron cuenta de esto y comenzaron a enviarle comunicados a mi Papá de que yo no ponía atención en clases, y por ahí derecho a final de periodo las notas no hacían más que confirmar esa verdad. Después de muchas dificultades académicas y caminar con la tranquilidad de un sonámbulo por la etapa escolar, terminé el bachillerato dejando el tema del arte por mucho tiempo en el olvido.

Este interés volvió a aparecer una vez más ya estando en la Universidad, en una de esas clases que la gente detesta y llaman "rellenos". A mi esas clases me gustaban mucho porque me sacaban de la dinámica tradicional de leer un tema, entenderlo y luego hacer un examen. Además me relacionaban con gente que no era mi carrera. Ingeniería de Sistemas tenía un problema, y era que los aspirantes a Ingeniero de Sistemas no eran las personas más interesantes. Casi todos éramos perfiles con algún grado de dificultad para socializar, aficiones poco llamativas para el resto, mucho desazón a la hora de conversar y el centro de interés que era la programación resultaba ser un mundo incomprendido para el 90% de la gente. Pero al estar en una clase de pintura la gente no tenía que entender nada, sólo mirar y decir si una pintura le gustaba o no. Aquí retome un tiempo el arte con lápiz, carboncillos y sepias, y lo disfruté bastante.

Unos pocos años después de haber entrado en la Universidad, me empecé a volver un gran consumidor de cine. No tenía la costumbre de ir a cine y en la casa nunca hubo VHS ni DVD, pero cuando comencé a volverme cineasta me fui desatrasando rápidamente de todo lo que no habia visto en mis primeros 20 años. Curiosamente, el cine, siendo un tipo de arte, se vale de otros tipos de arte para producirse y darle contexto a una película: Principalmente la música para ambientar todo su contenido visual, y en muchos casos dependiendo de la temática, las demás artes como pintura, escultura, arquitectura, etc. En este punto comenzaron a gustarme mucho la música clásica y la pintura. Poco antes de graduarme estaba yendo con frecuencia al Teatro Metropolitano a ver las interpretaciones de Filarmed y ya tenía un cuadro de Edward Coley Burne-Jones (El espejo de Venus). En cuanto al cine en la actualidad, me considero un crítico aprendiz, me gusta verlas, analizar la composición en sus diferentes aspectos y calificarlas, como lo permite la página Rotten Tomatoes, donde se informan estrenos constantemente y los usuarios pueden emitir juicios.

En los años siguientes el interés no hizo más que crecer y meterse en otros terrenos como la escultura, más que todo en las culturas orientales.

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